jueves, 13 de diciembre de 2012

¿Qué consigue el sádico de todo esto?


¿Cree usted que yo expreso afecto y amor al infligir dolor?  ¿Qué hacer para que sus gritos y entrega a los torrentes de emoción que moran dentro de ella sean un acto de cariño y aprecio?

 

Aunque no soy tan desinteresado como parezco, me excita cuando ella se encoge y lucha por mantenerse en su sitio durante mi ataque. Si ella trata de escapar, me provoca un impulso felino para jugar con mi presa. Ese impulso, por sí mismo, no es para hacerle daño sino para divertirme con ella, a su expensa. ¿Cruel o no? No estoy tan seguro de que sea tan significativo.

 

Sin embargo, se trata principalmente de calmarme a mí mismo. Si usted es o ha sido fumador, sabe de la ansiedad y de los nudos que se sienten cuando está en un proceso de desintoxicación; imagine la tensión por relajarse que presiona sobre usted después de varios días. Eso es lo que se siente, respirar de su dolor. Y no tiene que ser elaborado o prolongado; subrepticiamente pellizco su pezón en público y con ello, bloqueo sus ojos y veo su cambio de expresión desde lo lúdico a lo referente al deseo de morderse su labio para ahogar su grito. Esto puede ser más que suficiente.

 

E imagine que aprieto su pecho con su mano en vez de tratar de arrancárselo. Imagine que sin decir palabra, le pido más, aceptando de todo corazón, nadando contra la corriente del instinto que le dice que se aleje del dolor. ¿Cómo puede cualquier cuerpo quedarse tan frío con tal aceptación?

 

Me gusta pensar en mi ataque como constructivo más que destructivo. Por lo menos, sin nada más, mi ataque es para apreciar la belleza más que para estropearla. Mi ataque es para comunicarme con ella, conectar con ella, para apropiarme de su expresión de cómo yo la impacto. Para quererla, para mostrarle mi aprecio por todo lo que ella se está obligando para liberar su mente y su corazón, para que ella sea libre de sentir y percibir todo lo que ella es capaz. Controlar su experiencia y dejarla volar aunque ella, incluso, esté en mis manos.

 

En términos de un sádico, creo en su análisis y evaluación y trato de predecir su reacción en el control de su cuerpo, y a través de él, de su mente. Como sádico, no creo tanto en términos de liderarla y presionarla para que se realice para mí; pienso más en cómo asumir el control de sus emociones y aceptarlas, usarla y devorarla.

2 comentarios:

  1. Tienes un espacio en donde puedo sentir el aroma a veneración, reflexión y evolución!

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  2. Se trata de eso,de que el espacio del sádico genera evolución, reflexión y veneración...

    Tu apreciación ha hilado muy fino mi pensamiento...

    Feliz día....

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