miércoles, 30 de agosto de 2017

Sólo quiere fornicar

A veces, ella solo quiere follar. Te dirá que quiere algo significativo. Pues, al cabo de unos días, sólo quiere una liberación. Todo sobre las sábanas, como todas las demás.

 

Te dirá que es un asunto íntimo para ella. Pero, algunos días, sólo quiere una mano en su garganta, y otra mano, en sus bragas. Desgarrándolas con impulsos primarios, para encontrar la humedad que dice. Que tiene toda la razón en el objetivo, para saber realmente quien es ella, lo cual, a veces, es justo. Una sumisa cachonda que tiene que aprovechar su propio instinto animal. La que necesita ser penetrada, la que no deja salir de su jaula.

 

Y no le importan todos los demás. Los otros amantes, que son más guapos, o más ricos, o más delgados, o son más cachas, más sexy, o más saludables, pues ella solo quiere una verga dura.

 

Ahí… lo dijo.

 

Ella no tiene el problema del trabajo como excusa. No tiene que levantarse temprano. Sin niños. Sin tareas, pero te dirá que lo tiene todo en marcha.

 

Sé más inteligente. Sé más audaz.

 

A veces, solo necesita que la cojas, porque no está dispuesta a renunciar a ello. Te dirá que quiere una relación, pero la verdad es, que sólo quiere ser penetrada. Ella se someterá cuando ya la hayas dominado. No se va a entregar fácilmente. Ni incluso, aunque ella lo desee.

Así pues, házlo con virilidad, si quieres. Échala contra la pared. Rásgale su camisa limpia. Desgárrale el encaje a pedazos. Cógele todo. Porque, en realidad, no sabe cómo decirte que señales el blanco…

 

Pues ella, sólo quiere fornicar.

lunes, 28 de agosto de 2017

Ella debe estar rota para montarla

Le encanta la sensación que la lava, cuando finalmente, ella se da cuenta de que el paseo ha comenzado y ya no puede bajarse. No, hasta que él haya terminado con ella.

Su voz es profunda, su mirada penetrante y ella no es más que un haz de nervios.

Él se ríe de la manera que ella comprende esta situación. Aquí, no hay palabras seguras. Palabras, como, “Por favor, pare,” son como caramelos para él. Le atrajeron, alimentando su lujuria retorcida.

En esos momentos, todo se vuelve tan borroso que sus intenciones se vuelven claras. Ella nunca puede decir si quiere que termine, o si está persuadiéndole con sus lágrimas y súplicas, porque le necesita para que la lleve lejos, tanto como él necesita presionarla hasta allí.

Esta sensación de indefensión es una droga para ella. Quiere odiar cada momento, pero sigue soportando porque no hay otra manera, sabiendo que el tramo que él pone ante ella debe ser caminado. Cada bocado de su voluntad debe ser consumido por su bestia.

Ella necesita escapar de su propio sufrimiento, pero es él, quien tiene el billete.

domingo, 27 de agosto de 2017

Piernas blancas

Tus piernas blancas me llaman en este claro de luna pálido, esparciéndose suavemente por el paisaje del banco de madera. Donde tu gracioso reposo, seduce a mis ojos.

 

Asombrado, motas de estrellas bailan en mis ojos. Tu cabeza hacia atrás, los ojos cerrados y respirando el mundo dentro de ti misma, veo tu alma parpadear.


Allí, detrás de nosotros, el bosque oscila y baila. No sopla el viento, y las nubes están perfectamente quietas, mientras los árboles gimen su frondosa canción para nosotros.

 

Mi mano está fuera y la sientes. Tus ojos, abiertos y los siento. El bosque está esperando y lo sentimos, llamándonos con oscuras promesas.


El banco que te sostiene fue cortado de los árboles que nos susurran. La mano que te ofrecen te llevará a los susurros, donde los espíritus de los demonios hacen que las hojas crujan en una noche sin viento. Y la negritud cuelgue pesada, como una capa sobre nuestras cabezas.

 

Vamos allí, tú y yo. A lugares donde jugamos nuestros juegos. Las reglas no habladas y peligrosas, porque no la tendríamos de otra manera.

 

De la luz de la luna pálida, a la noche más oscura. Mano a mano, caminamos hacia nuestro lugar sádico, ritualista, y tan místico.

 

La lujuria me alcanzará y yo te alcanzaré. Tus piernas blancas, solamente recordadas en la oscuridad. Cuando te empujo hacia abajo, entre las hojas podridas, y te abres, para explorar la depravación con una extremidad desprovista de moralidad.


Porque puedo perderme en el bosque, donde me pierdo entre los demonios. El lugar donde la negrura es absoluta y te rindes ciegamente por completo.


Donde los pecados no se pueden ver, no se necesita misericordia. Sólo se sienten bajo los árboles susurrantes. Te azoto, te magullo, te aporreo, te ahogo, te aplasto y te consumo.


Ahora estamos unidos, completamente. En la oscuridad, donde todo huele a decaimiento.  No tienes fin y no tengo principio. Somos infinitos, ilimitados, completamente libres.

viernes, 25 de agosto de 2017

Un vaso de agua

Es una locura pensar, pero de alguna manera, aquel vaso de agua se convirtió en su elemento favorito para usarlo durante la sesión.

Hubo un montón de golpes deliciosos en la cara, que provocaron gemidos en ella y le causaron que sus pupilas se dilataran y se concentraran en su dominante. Con cada bofetada, su boca se habría en una expresión de schoc y deleite.

Hubo un azote intenso, algunas caricias suaves a los golpes atronadores. Esto dejó marcas e impresiones de su lúdica y sádica especialidad, colocadas sobre la piel sensible de ella. Ésta lo disfrutaba mucho más de lo que ella pensaba y, realmente, contra más la calentaba y alimentaba su nueva necesidad, ella empezó a anhelar su golpe picante.

Hubo una introducción a los azotes con el flogger, que removió su miedo al picor. Ella se relajó y abrazó la naturaleza sensual de los azotes sobre su cuerpo suave y delicado. Estaba encantada del toque de las lamas, mientras danzaban sobre su espalda y dejaban que respirara con suavidad.

Había esposas, vendas para tapar los ojos y varias cosas con que atarla, que la permitieron inundarla con muchos tipos de dolor, placer y estimulación. Pero, fue el maldito vaso de agua el que creó su momento favorito.

Ella estaba arrodillada sobre la cama. Las manos atadas atrás, sudando y respirando fuerte. Ella le miraba y le pidió, si, por favor, podía tomar un sorbo de agua. Ella no estaba atada de una manera intricada y no le hubiera sido engorroso liberarse de sus ataduras y permitirle tomar un poco de agua. Pero, ella estaba disfrutando el momento, el confort de estar atada y estaba disfrutando de la fuerza y el dominio de su Amo sobre ella. Ésta quería que le diera el agua mientras estaba atada. Quería sentirse cuidada y depender de él con este simple acto. Él fue capaz de darle de beber a ella.

Con su cabeza descansando en la mano de su dominante, levantó el vaso hasta tocar sus labios, tomó el trago suficiente de agua fría que calmó su boca reseca, al igual que la amabilidad de su dominante calmó su alma necesitada de ternura.

Este acto hermoso, y extrañamente íntimo, fue de una manera que él no había esperado. Ella le necesitaba en ese breve momento y le proporcionó algo simple, pero fue haciendo algo juntos y siendo capaz de facilitárselo, lo que lo hizo un momento especial y hermoso. Al margen de todo lo que hicieron, fue ese acto el que hizo que su dominante se sintiera conectado a ella durante la sesión, más que ninguna de las otras cosas que hicieron.

No fue el momento más perverso, el más erótico o sexualmente satisfactorio que compartieron. Pero, hubiera sido terrible, si ese momento tan simple al compartir un pequeño gesto de amabilidad no fuera hermoso y su momento favorito de toda la sesión.

A veces, es algo muy simple lo que puede llegar a ser algo tan profundo.