lunes, 20 de noviembre de 2017

Sumisión amorosa más que masoquismo

Ella es masoquista y disfruta recibiendo dolor por su placer. Esto es una gran parte de su relación, y ésta no funcionaría sin ello. Sin embargo, eso no es lo que ella necesita de él como dominante. Tiempo atrás pensaba que era la parte más importante de su dinámica, pero el tiempo le ha demostrado que estaba equivocada.

 

Ella no necesita que sólo le inflija dolor para que él pueda conseguir el placer de sentir su naturaleza sádica y ella poder tener el placer y realizar su deseo de sufrir por su satisfacción. Ella necesita que lo haga porque significa algo. No porque sea jueves y tengan tiempo libre. No porque estuvieran separados por el trabajo, no se hubieran visto, ni tampoco porque fuera más fácil resolver cualquier problema que tuvieran teniendo una sesión.

 

Al principio, las sesiones eran geniales. Ella se dejó enseñar, y creció. Le permitió aprender y él también creció. Llegaron a conocerse el uno al otro, conectaron y estaban en la fase de luna de miel, por lo que les excitaba, y el sexo era impresionante.

 

Ahora, las cosas habían cambiado. Fue desde ese preciso momento, en el que el Dominante con el que ella estaba creando una dinámica, era el hombre con el que se sentía atraída y, en su interior, soñaba hasta en hacerse vieja. No sólo era su Dominante. Él era su amigo, su compañero y el hombre que le chinchaba todos los días. El hombre paciente cuando presionaba todos sus resortes, sino también, quien ve todas sus debilidades y le muestra las suyas con la confianza de que serán aceptadas.

 

Ahora, ella necesitaba que los movimientos de ambos fueran significativos. Quería que sucedieran porque estaba perdida en un mundo confuso, dentro de su tranquilidad, que la estaba ahogando. Así que, ellos se dieron una oportunidad. Por lo tanto, ella podría anclar de nuevo sus pensamientos en él para que pudiera guiarla y ayudarla a subir, justo cuando estaba cayendo y haciéndose daño.

 

Quería que sucediera porque se siente orgullosa de lo duro que ha sido trabajar sobre sí misma para poder crecer y, a su vez, crecer juntos. Así pues, la recompensa es con algo que es especial e íntimo. Algo que cierra al mundo entero y sitúa a ambos desnudos al uno frente al otro.

 

Ella necesita tiempo para mostrarle lo mucho que se ha desarrollado como sumisa, y masoquista. Lo mucho que la comunicación ha crecido entre los dos, la capacidad para leerse el uno al otro con más facilidad. El tiempo que la dedica para que se sienta orgullosa. Sabiendo que no importa lo que la vida le lance esa semana, puede aceptarlo porque tendrá esas palabras para soportarlo. “Buena chica,” dijo al final de su baile, donde ha podido levantarla, como el hombre fuerte y cariñoso que es y, a su vez, su agradecimiento por su sumisión que también la sostiene.

 

Luego habrá momentos cuando no suceda nada. Esos momentos no serán porque se hayan separados el uno del otro, ni se deseen mutuamente. Es porque él pueda ver que no necesita una sesión de azotes en ese momento, porque lo que necesita es acurrucar su cabeza entre sus rodillas y dormir. O necesita salir a tomar el aire y asegurar de que su cuerpo está bien cuidado para que ambos puedan seguir disfrutando de sus dinámicas en las formas que más les complazcan.

 

Las honestas palabas de él le son más bienvenidas que su flogger cuando le dice que sus necesidades son de una naturaleza más amable. Que necesita una ducha de agua corriente o un tiempo más tranquilo para leer. Cuando ella sabe que necesita salir y encontrar una sonrisa en un película o comida, sabiendo que él se preocupa lo suficiente como para que su felicidad crezca, y no número de sesiones para sumar.  A ella, le encantan las sesiones de azotes y son muy importantes para las dinámicas entre ellos. Lo que ocurre, es que ahora son importantes para ella cuando significan algo. Es saber que él la escucha, observa y está atento a lo que ambos necesitan y los llevan allí. A veces, esto la lleva a las ataduras, a los floggers y, otras veces, la lleva a sus brazos, y un abrazo.

 

Ella no busca tener más sesiones, busca la felicidad y el confort para los dos. Crecer y comunicación. No quiere tener más sesiones. En vez de eso, ahora quiere vivir como suya en todos sus momentos, y no sólo los que son fáciles de ver, como la sumisión y la dominación.

 

La cosa más hermosa al ver este nuevo camino es que ahora, la sumisa puede ver la dominación de él en las cosas pequeñas, incluso, en un simple beso para calentar su mejilla exhausta. Otros no siempre verán su dinámica, pero él siempre la verá como su sumisa y la visión de la dinámica de ambos es la única que le interesa a ella, y la única cosa que busca, es continuar siendo liderada por él.

 

En otros tiempos, ella solía pensar que necesitaba ser masoquista con regularidad para servirle. Con el tiempo, ha descubierto que necesita servir primero y cuando ambos necesitan su lado masoquista, entonces, ahí es hacia donde él la guiará. Para ellos y no sólo por el bien de él.

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