martes, 7 de noviembre de 2017

Iré

Iré por la mañana, mientras sigues acostada. Me diste la llave de tu puerta y sé cómo abrirla, y te despertaré despacio, como siempre lo hago.

Y así, acariciando mi mano, es como serás feliz de nuevo, a mi lado.

No esperes que te hable como hace tiempo hacía. No esperes que me ría como, a veces, me reía. Espera sólo a tenerme, de nuevo a tu vera para que no estés vacía, para que alejes la pena de despertarte sola como cada mañana, de despertarte ansiosa, de mirar por la ventana y recordar mis besos, y recordar mis tretas y apretarte los pechos con fuerza, mucha fuerza

Y decirte que te muevas deprisa, y clavarte mis dedos, para que imagines que con ellos me arrancas la camisa y me absorbes hasta el alma, para que me chupes la vida, y me acaricies entero para buscar una salida a tus blancos fluidos, a tus largos orgasmos, a mi lengua de fuego, a tu culo en mis manos.

Y, en cada embestida, gritar que me amas. Para que gimas agotada, porque quieres que siga y que no me vaya.

Iré por la mañana, mientras sigues acostada. Te despertaré abrazada entre mis brazos. Haré el ruido que sea, porque acabarás bebiendo hasta la última gota del último punto de la leche que te empapa en cada estocada.

Iré por la mañana, mientras sigues acostada. Mientras sigue soñando que te lleno. Que no esperaré a marcharme sin dejarte saciada. Tus piernas abiertas esperando mi cara.

Así que ya lo sabes: Espérame acostada.

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