jueves, 16 de noviembre de 2017

Sí, Señor

Sí, señor. Es una frase extraña, ya que delinea tanto una forma de respeto, como también puede ser una interacción formal sin sentido. Pero, al igual que hay una diferencia en el significado en la sociedad, cuando se utiliza como la diferencia entre decírselo a tu jefe o simplemente decírselo a un cliente masculino, hay una diferencia cuando también se utiliza en el estilo de vida de la D/s.

He sido privilegiado al tener mujeres que decían “Sí, señor” durante las sesiones. Esta afirmación nos permite a ambos entrar en un estado mental y actuar con roles definidos. Para mí, esto también ha sido una transición natural.

Pero entonces, cuando alguien dice que es sumisa en un intercambio de poder fuera de la sesión, como una forma de honrar a su dominante de una manera muy orgánica, sutil y natural, es muy tranquilizador y hermoso. Especialmente, cuando se dice en un tono que no es forzado, se convierte en un término de cariño y un reconocimiento de la verdad del intercambio de poder.

Porque, cuando el poder se intercambia y se está creando una dinámica, es tan real, poderoso y significativo como los pensamientos, las acciones y los sentimientos de los dos o más personas detrás de él. Las relaciones D/s no son algo en lo que te metes, son algo que construyes desde cero y creas y modificas a tu gusto.

Me encantan muchísimo las sesiones de BDSM. Pero también me gusta un intercambio orgánico de poder que no sea abrumador ni arrogante para ninguno de los dos. Nunca podría y nunca haré un intercambio completo de poder total en una relación Amo/esclava. No es lo que quiero, pero tampoco me gusta ser  un dominante de dormitorio.

Por lo tanto, cuando ella desliza “un sí, Señor,” fuera de la sesión, durante las conversaciones con su Señor, de forma que suene tan común y real como cualquier otra cosa que ella esté diciendo, le transmite a su dominante de que la dinámica de su relación es muy similar a las palabras. Real y significativa.

Cuando en una relación D/s incipiente las cosas se llevan con lentitud y debe pasar algún tiempo antes de que ella tenga el collar impuesto, las palabras “sí, Señor,” fuera de las sesiones, no representan la propiedad o un control completo del  dominante sobre su sumisa. Simplemente, representan la necesidad interior de ser sumisa y sobrevivir a la energía dominante y ella confía lo suficiente en él como pata decidir ciertas cosas por los dos.

Debido a todo eso, a la dulzura y honestidad con que los “Sí, señor,” son dichos, lo que me hace querer, es honrar y vivir de acuerdo con la verdad dentro de ellas.

Existen “Sí señor” y “Sí, señor.” Me gustan ambas, pero la segunda es la que me inspira ser una persona mejor y un mejor dominante. De verdad, no hay nada más poderoso que eso.

1 comentario: